Soneto 1

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 1

Queremos que propaguen, las más bellas criaturas,
su especie, porque nunca, pueda morir la rosa
y cuando el ser maduro, decaiga por el tiempo
perpetúe su memoria, su joven heredero.

Pero tú, dedicado a tus brillantes ojos,
alimentas la llama, de tu luz con tu esencia,
creando carestía, donde existe abundancia.
Tú, tu propio enemigo, eres cruel con tu alma.

Tú, que eres el fragante, adorno de este mundo,
la única bandera, que anuncia primaveras,
en tu propio capullo, sepultas tu alegría
y haces, dulce tacaño, derroche en la avaricia.

Apiádate del mundo, o entre la tumba y tú,
devoraréis el bien que a este mundo se debe.




Sonnet 1


From fairest creatures we desire increase,
That thereby beauty's rose might never die,
But as the riper should by time decease,
His tender heir might bear his memory:

But thou contracted to thine own bright eyes,
Feed'st thy light's flame with self substancial fuel,
Making a famine where abundance lies,
Thyself thy foe, to thy sweet self too cruel:

Thou that art now the world's fresh ornament,
And only herald to the gaudy spring,
Within thine own bud buriest thy content,
And tender churl mak'st aste in niggarding:

Pity the world, or else this glutton be,
To eat the world's due, by the grave and thee.

Soneto 2

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 2

Cuando cuarenta inviernos, pongan cerco a tu frente
y caven hondos surcos, en tu bello sembrado,
tu altiva juventud, que admira este presente,
será una prenda rota, con escaso valor.

Y cuando te pregunten: ¿dónde está tu belleza?
¿Dónde todo el tesoro de tus mejores días?
El decir que en el fondo, de tus hundidos ojos,
será venganza amarga y elogio innecesario.

¡Qué halago más valdría, al usar tu belleza,
si responder pudieras: «Este hermoso hijo mío,
ha de saldar mi cuenta y excusará mi estado»,
mostrándose heredero, de tu propia belleza!

Será cual renovarte, cuando te encuentres viejo
y ver tu sangre ardiente, cuando la sientas fría.




Sonnet 2


When forty winters shall besiege thy brow,
And dig deep trenches in thy beauty's field,
Thy youth's proud livery so gaz'd on now,
Will be a tatter'd weed of small worth held:

Then being ask'd, where all thy beauty lies,
Where all the treasure of thy lusty days;
To say within thine own deed sunken eyes,
Were an all-eating shame, and thriftless praise.

How much more praise deserv'd thy beauty's use,
If thou could'st answer this fair child of mine
Shall sum my count, and make my old excuse
Proving his beauty by succession thine.

This were to be new made when thou art old,
And see thy blood warm when thou feel'st it cold.

Soneto 3

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 3

Dile al rostro que ves al mirarte al espejo,
que es tiempo para él, de que modele a otro,
pues si su fresco estado, ahora no renuevas,
le negarás al mundo y a una madre su gloria.

¿Dónde hay una hermosura, de vientre virginal,
que desdeñe el cultivo de tu acción marital?
¿O dónde existe el loco, que quiera ser la tumba,
del amor de sí mismo y evitar descendencia?

Espejo de tu madre, que sólo con mirarte
evoca el dulce abril, que hubo en su primavera.
Así, por las ventanas de tu edad podrás ver,
tu presente dorado, pese a tus mil arrugas.

Mas si vives tan solo, por no dejar recuerdo,
muere célibe y muera contigo tu figura.




Sonnet 3


Look in thy glassand tell the face thou viewest,
Now is the time that face should form another,
Whose fresh repair if now thou not renewest,
Thou dost beguile the world, unbless some mother.

For where is she so fair whose unear'd womb
Disdains the tillage of thy husbandry?
Or who is he so fond will be the tomb,
Of his self-love to stop posterity?

Thou art thy mother's glass and she in thee
Call back the lovely April of her prime,
So thou through windows of thine age shalt see,
Despite of wrinkles this thy golden time.

But if thou live remember'd not to be,
Die single and thine Image dies with thee.

Soneto 4

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 4

¿Dinos porqué desgastas, la pródiga hermosura,
en tu propia persona, sin legar tu belleza?
Natura no regala su herencia, que la presta
y siendo libre fía a aquellos que son libres.

Entonces, bello avaro, ¿porqué abusas de aquellos
generosos regalos, que te dan para darlos?
Tacaño y usurero, ¿porqué tan mal empleas,
esta suma de sumas, si no logras vivir?

Traficante de ti, sólo contigo mismo,
tu dulce ser defraudas, con tu propia persona.
Cuando Natura llame y tengas que partir:
¿Cómo podrás dejar, un aceptable saldo?

Inútil tu belleza, se enterrará contigo.
Que usada hubiera sido, tu notario más fiel.




Sonnet 4


Unthrifty loveliness why dost thou spend,
Upon thyself thy beauty's legacy?
Nauture's bequest gives nothing but doth lend,
And being frank she lends to those are free:

Then beauteous niggard why dost thou abuse,
The bounteous largess given thee to give?
Profiless usurer why dost thou use
So great a sum of sums yet canst not live?

For having traffic with thyself alone,
Thou of thyself thy sweet self dost deceive,
Then how when nature calls thee to be gone,
What acceptable audit canst thou leave?

Thy unus'd beauty must be tomb'd with three,
Which used lives th'executor to be.

Soneto 5

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 5

Las horas que en su afán gentiles modelaron,
el adorable cuerpo que atrae a las miradas,
han de hacer para él, el papel de tiranos
y afearán aquello que excedía en beldad.

El tiempo que no para, lleva el dulce verano,
hasta el odioso invierno y allí acaba con él.
La savia entre los hielos. Hojas frescas perdidas.
La beldad bajo nieve y ruina en todas partes.

Luego si no quedara, destilando el estío
el líquido cautivo en paredes de vidrio,
la Belleza y su efecto, con ella moriría,
sin dejar ningún rastro de lo que fue su tiempo.

Mas la flor destilada, padecerá el invierno
y aunque pierda su aspecto, persiste en su sustancia.




Sonnet 5


Those hours that with gentle work did frame,
The lovely gaze where every eye doth dwell
Will play the tyrants to the very same,
And that unfair which fairly doth excel:

For never resting time leads summer on,
To hideous winter and confounds him there,
Sap check'd with frost and lusty leaves quite gone,
Beauty o'ersnow'd and bareness everywhere:

Then were not summer's distillation left
A liquid prisoner pent in walls of glass,
Beauty's effect with beauty were bereft,
Nor it nor no remembrance what it was.

But flowers distill'd though they with winter meet,
Leese but their show, their substance still lives sweet.

Soneto 6

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 6

No dejes que la mano, del invierno malogre,
tu verano sin antes, ver como te destilas.
Endulza un recipiente y atesora un lugar
con tu dulce belleza, antes de que marchite.

Nunca es prohibida usura, cobrar el interés,
que alegra a quien contrajo, de buen ánimo el préstamo.
Esa es tu obligación, crear un semejante
y si creas a diez, diez veces más feliz.

Diez veces más feliz, serás de lo que eres,
si los diez que has creado, a ti se te parecen.
¿Qué podrá hacer la muerte, cuando tengas que irte,
si tú sigues viviendo en esa descendencia?

No seas egoísta, por tener la belleza,
ni que herede la muerte, tu alma entre gusanos.




Sonnet 6


Then let not winter's ragged hand deface,
In thee thy summer ere thou be distill'd:
Make sweet some vial; treasure thou some place,
With beauty's treasure ere it be self kill'd:

That use is not forbidden usury,
Which happies those that pay the willing loan;
That's for thyself to breed another thee,
Or ten times happier be it ten for one,

Ten times thyself were happier than thou art,
If ten of thine ten times refigur'd thee,
Then what could death do if thou shouldst depart,
Leaving thee living in posterity?

Be not self-will'd for thou art much too fair,
To be death's conquest and make worms thine heir.

Soneto 7

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 7

Mira por el Oriente, cuando la luz graciosa,
arde y brilla en su testa. Ante esto los ojos,
rinden sus homenajes a la visión reciente,
loando con miradas, su majestad sagrada.

Y cuando ya ha escalado, la cima celestial,
muestra su juventud y edad adolescente.
Aún la mortal mirada, adora su belleza,
siguiendo su rodado, caminar de romero.

Mas al llegar al cénit, con su cansado carro,
como un viejo achacoso, del día se retira.
Los ojos más devotos, desvían su mirada
de su cálido rumbo y miran a otra parte.

Así, cuando te alejes de ti en tu mediodía,
nadie querrá mirarte, si no has tenido un hijo.




Sonnet 7


Lo in the Orient when the gracious light,
Lifts up his burning head, each under eye
Doth homage to his new appearing sight,
Serving with looks his sacred majesty,

And having climb'd the steep up heavenly hill,
Resembling strong youth in his middle age,
Yet mortal looks adore his beauty still,
Attending on his golden pilgrimage:

But when from high-most pitch with weary car,
Like feeble age he reeleth from the day,
The eyes ('fore duteous) now converted are
From his tract and look another way:

So thou, thyself out-going in thy noon,
Unlook'd on diest unless thou get a son.

Soneto 8

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 8

Si oírte es una música ¿porqué la escuchas triste?
Alegría y dulzura en nada rivalizan.
¿Porqué amas lo que luego no acoges con agrado
y sin embargo acoges la causa de tu enojo?

El verdadero acorde de sones entonados,
aún siendo matrimonio, te ofenden el oído
cuando tan sólo tratan con suave reprimenda,
al confundir las voces que tú debes cantar.

Mira como una cuerda, esposo de la otra,
vibran al mismo tiempo, en recíproco orden,
igual que lo hace un padre, niño o madre dichosa,
cantando al mismo tiempo la placentera nota.

Su canción sin palabras, siendo, una, es de todos
y a ti te están diciendo: «Solo no serás nadie.»




Sonnet 8


Music to hear, why hear'st music sadly?
Sweets with sweets war not, joy delights in joy:
Why lov'st thou that which thou recei'st not gladly,
Or else receiv'st with pleasure thine annoy?

If the true concord of well tuned sounds,
By unions married do offend thine ear,
They do but sweetly chide thee, who confounds
In singleness the parts that thou should'st bear:

Mark how one string sweet husband to another.
Strikes each in each by mutual ordering;
Resembling sire, and child, and happy mother,
Who all in one, one pleasing note do sing:

Whose speechless song being many, seeming one,
Sings this to thee thou single wilt prove none.

Soneto 9

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 9

¿Tienes miedo a mojar, el ojo de una viuda,
cuando así te consumes, en vida de soltero?
¡Ah! Si ocurre que mueras, sin dejar descendencia,
te llorará este mundo, como a una esposa sola.

Será el mundo tu viuda, mas siempre lamentando,
que no has dejado huella de ti sobre tu espalda,
cuando la más humilde, puede tener si quiere,
los ojos de su esposo con mirarse en sus hijos.

Lo que un derrochador, por él gasta en el mundo,
en un lugar distinto, el mundo lo disfruta,
mas la beldad tirada, tiene un fin en el mundo
y tenerla y no usarla, la destruye en sí mismo.

No existe amor al prójimo, en el seno de aquellos,
que sobre sí, cometen, el vergonzoso crimen.




Sonnet 9


Is it for fear to wet a window's eye,
That thou consum'st thyself in single life?
Ah; if thou issueless shalt hap to die,
The world will wail thee like a markeless wife,

The world will be thy widow and still weep,
That thou no form of thee hast left behind,
When every private widow well may keep,
By children's eyes, her husband's shape in mind:

Look what an unthrift in the world doth spend
Shifts but his place, for still the world enjoys it:
But beauty's waste hath in the world an end,
And kept unus'd the user so destroys it:

No love toward others in that bosom sits
That on himself such murd'rous shame commits.

Soneto 10

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 10
¡Por pudor! Reconoce, que a nadie das afecto,
tú, que para contigo, eres tan previsor.
No obstante, reconozco, que hay muchos que te aman,
pero es más evidente, que tú no amas a nadie.

Pues estás poseído, por un odio asesino,
que conspira en tu contra, sin pensarlo dos veces,
tratando de arruinar, esa hermosa morada,
que en tu celo debía, ser tu mayor deseo.

¡Cambia tu pensamiento, porque yo cambie el mío!
¿Debe el odio hospedarse, mejor que el dulce amor?
Sé como es tu apariencia: Gracioso y afectivo
o al menos muéstrate, tierno contigo mismo.

Haz de ti otra persona, por amor hacia mí,
porque en ti la belleza, sobreviva a los tuyos.




Sonnet 10


For shame! deny that thou bear'st love to any
Who for thyself art so unprovident:
Grand if thou wilt, thou art belov'd of many,
But that thou none lov'st is most evident:

For thou art so possess'd with murd'rous hate,
That' gainst thyself thou stick'st not to conspire,
Seeking that beauteous roof to ruinate
Which to repair should be thy chief desire:

O charge thy thought, that I may change my mind,
Shall hate be fairer lodg'd than gentle love?
Be as thy presence is gracious and kind,
Ot to thyself at least kind-hearted prove,

Make thee another self for love of me,
That beauty still may live in thine or thee.

Soneto 11

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 11

Tan raudo como mermes, volverás a crecer,
en lo que vas dejando en uno de los tuyos
y aquella sangre fresca, que lozana entregaste,
podrás llamarla tuya, cuando te sientas viejo.

Esto es sabiduría, belleza y difusión;
lo demás es locura, vejez y triste ocaso
y negarlo es hacer, que el tiempo se concluya
y en sólo doce lustros, acabar con el mundo.

Que aquellos que Natura, no quiere conservar
por informes y rudos, mueran estérilmente,
repara en que te dio, más que a los más dotados
y este don generoso, debes dar con largueza.

Te labró con su sello y a querido con esto,
que tú labres a otros sin que muera el modelo.




Sonnet 11

As fast as thou shalt wane so fast thou grow'st,
In one of thine, from that which thou departest,
And that fresh blood which youngly thou bestow'st,
Thou mayst call thine, when thou youth convertest,

Herein lives wisdom, beauty, and increase,
Without this, folly, age, and cold decay,
If all were minded so, the times should cease,
And threescore year would make'the world away:

Let those whom nature hath not made for store,
Harsh, featureless, and rude, barrenly perish:
Look whom she best endow'd she gave the more;
Which bounteous gift thou shouldst in bounty cherish.

She carv'd thee for her seal, and meant thereby,
Thou shouldts print more, not let that copy die.

Soneto 12

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 12

Cuando cuento los toques, que marcan cada hora
y veo hundirse el día, entre la odiosa noche.
Veo la primavera cumplirse en la violeta
y los oscuros rizos, cubiertos por el blanco

y los frondosos árboles desnudos de las hojas
que fueran del rebaño, amparo del calor,
atado en mil gavillas el verdor del verano,
con barba blanca y dura, llevado en su ataúd,

entonces me pregunto: ¿qué será tu belleza?
ya que también te irás, con los restos del tiempo,
pues dulzura y belleza entre sí rivalizan
y raudamente mueren, viendo a otras crecer.

Nada contra ese tiempo, puede tener defensa,
salvo una descendencia que rete tu partida.




Sonnet 12


When I do count the clock that tells the time,
And see the brave day sunk in hideous night,
When y behold the violet past prime,
And sable curls all silver'd o'er with white:

When lofty trees I see barren of leaves,
Which erst from heat did canopy the herd
And Summer's green all girded up in sheaves
Borne on the bier with white and bristly beard:

Then of thy beauty do I question make
That thou among the wastes of time must go,
Since sweets and beauties do themselves forsake,
And die as fast as they see others grow,

And nothing 'gainst Time's scythe can make defence
Saved breed to brave him, when he takes thee hence.

Soneto 13

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 13

¡Oh! ¡Si vos, fuerais vuestro! Pero, amor, voz seréis,
de voz tan solamente, mientras viváis aquí.
Contra el final cercano ya debéis prepararos,
plasmando en algún otro, vuestro dulce semblante.

Así, aquella belleza, que vos gozáis a préstamo
no hallaría final. Entonces volveríais,
a ser vos, aún después, de vuestra propia muerte,
ya que la dulce prole, tendrá tus mismas formas.

¿Quién deja derrumbarse, un hogar tan hermoso,
que un regente viril, con honor mantendría,
contra los elementos de un cruel día de invierno,
y el estéril rencor del frío de la muerte?

Sólo un derrochador y tú, amor, bien lo sabes:
Vos tuvisteis un padre, que a ti, te nombre un hijo.




Sonnet 13


O that you were yourself, but love you are
No longer yours, than you yourself here live,
Against this coming end you should prepare,
And your sweet semblance to some other give.

So should that beauty which you hold in lease
Find no determination, then you were
Youeself again after yoursel's decease,
When your sweet issue your sweet form should bear.

Who lets so fair a house fall to decay,
Which husbandry in honour might uphold,
Against the stormy gusts of winter's day
And barren rage of death's eternal cold?

O one but unthrifts, dear my love you know,
You had a Father, let your Son say so.

Soneto 14

WILLIAM SHAKESPEARE

Soneto 14

Yo no tomo mi juicio, mirando las estrellas,
sin embargo, me creo un buen maestro astrólogo,
mas no para decir, la mala o buena suerte,
las plagas o las muertes o el clima de un periodo.

Tampoco predecir en breve la fortuna,
diciendo a cada uno, su trueno, lluvia o viento,
o predecir al príncipe si todo saldrá bien,
con frecuentes presagios que yo encuentro en el cielo.

Tan sólo de tus ojos dimana mi saber
y en esas dos estrellas, siempre leo tal arte,
que verdad y belleza, florecerán a un tiempo
el día que tú quieras, ser guardián de ti mismo.

Si no, de ti, con pena, esto te pronostico:
Tu fin será también, el fin de la Belleza.




Sonnet 14

Not from the star do I my judgment pluck,
And yet methinks I have Astronomy,
But no to tell of good, or evil luck,
Of plagues, of dearth, or season's quality;

Nor can I fortune to brief minutes tell,
Pointing to each his thunder, rain, and wind.
Or say wich Princes if it shall go well
By oft predict that I in heaven find.

But from thine eyes my knowledge I derive,
And constant stars in them I read such art
As truth and beauty shall together thrive
If from thyself, to store thou wouldst convert:

Or else of thee this I prognosticate,
Thy end is Truth's and Beauty's doom and date.

Home sweet home

JORGE ENRIQUE ADOUM

de qué carajo sirvió todo el amor sobre todo
si después de todo llegaron las explicaciones
esa excrecencia que le nace al destino
cuando ya se han gastado por el uso los cuerpos
entonces me voy yendo
pero nos quedamos quedándonos
animalmente atados entre nosotros dos

y vivieron felices muchos años

De "Prepoemas en postespañol" 1979

La muchacha de Tokio

JORGE ENRIQUE ADOUM

"I' am not a professional, I work
in an office of the American Army."

Sus pies dentro del charco de su enagua.

"I'am always short of money
but I do this very seldom."

Mi sombra era demasiado grande en su cama,
balsa seca de soltera en el suelo.

Me preguntó si mi país quedaba en África
mientras yo les preguntaba a mis manos por su cuerpo
desganado y anguloso al revés y al derecho.

"Don't tell anybody what happened tonight,
keep it secret it's shameful."

Pero lo cuento porque se pareció a la ternura:
animalito equivocado de honra entre semana,
asustado el sábado por la noche cuando era más honesto.

Y tampoco puedo callar lo verdaderamente
vergonzoso. Aunque fue en otro idioma
y hace tiempo.

De "Yo me fui con tu nombre por la tierra" 1964

La visita

JORGE ENRIQUE ADOUM

(Capítulo de novela)

Llamo a la puerta.
-Quién es, pregunto.
-Yo, contesto.
-Adelante, digo.
Yo entro.
Me veo al que fui hace tiempo.
Me espera el que soy ahora.
No se cuál de los dos está más viejo.

De "Yo me fui con tu nombre por la tierra" 1964

Las ocupaciones nocturnas

JORGE ENRIQUE ADOUM

Prólogo: Fundación de la ciudad

Y ahora en dónde sobre qué vínculo en qué
botín he de apoyar el alma
en qué piedra por favor en qué
ayer. Nadie me dijo que comenzarían
hoy los siglos de la noche. Lunes
de una ciudad sobre la desolación.

Aquí hubo una población ya desplumada
su cacique en pedazos. ¿Y el plano
de las destrucciones? ¿Y los solares
que trazó el destrozo?

Me voy a inventar una ciudad. Es preciso
fundar un nombre, apenas vísperas
de una capital, como una predicción.
(Yo podría llamarla Imaginada, Abandonada,
Nada.) Solamente un sonido que nadie oye
útil para establecer la propiedad
sobre la duración de los resucitados.

Ah no nacida. Nombrada solo. Solo
viento sin ladrido que ahuyentara
el exceso de muerte. Heme aquí
clavando el estandarte de un ruido solitario
jugando con campanarios dibujando
calles inmemoriales enviando especialistas
en provocar el eco para no sentirme
solamente solo sino muchísimo más solo.
Completando la envoltura oral de una ciudad
que fue y que después ha de habitar
el hijo de quién de quién
sepultado vivo en su armadura
que será estatua viva
de una estatua colérica y velluda.
Volcada. Porque no tuvo tiempo todavía
para las acomodaciones nuevas del amor.

De "Los cuadernos de la tierra" (IV) 1952 - 1962

Poética a dos voces

JORGE ENRIQUE ADOUM

Aves corola que deshoja sin preguntar el viento
" -... vinieron en la noche, derribaron la puerta..."
por sus propios colores perseguidas
" -... hirieron al hermano y quemaron los libros..."
con las alas mojadas en estanques de altura
"-... bajaron a registrar hasta abajo del suelo..."
flechas del paraíso clavadas a su aliento
"-... rompieron los retratos, desgarraron mis ropas..."
las lineales celosas ahogadas del aire
"-... entre caballos se llevaron al marido..."
otoños en exilio forasteras del tiempo
"-... le colgaron de los dedos quebrándole las manos..."
guareciendo su pluma en bodas de algodones
"-... le han dejado con los pies en agua helada..."
amor que se adormece en la ola del vuelo
"-... ha muerto y lo enterraron no sé en dónde..."
con burbujas de nube entre los remos
"-... hoy se llevaron ya hasta a los niños."

Yo quería añadir: Su orden de aluminio...
Pero no puedo, pero no me dejan
y no quiero y me callo.
Tal vez matarlos es ahora el poema más puro.

De "Yo me fui con tu nombre por la tierra" 1964

Pont St, Michel

JORGE ENRIQUE ADOUM

los jóvenes han invadido la tierra por parejas
un pescado abrazado a otro pescado
y en todos los rincones del desierto
el doble animal el montón único
ciegos que se reconocen oliéndose la oreja
o sordos que se oyen con la lengua

en esta fría devoración quién de los dos es ella
quién pondrá entre los dos una guitarra
quién envidioso los separará con una espada
o les dará colérico noticias de la guerra

De "Yo me fui con tu nombre por la tierra" 1964

Resumen de la infancia

JORGE ENRIQUE ADOUM

Ante todo, es preciso ordenar la infancia
como un país disperso, hallar las fechas
de su límite: la dulce iniciación
en la desobediencia, la cerradura
que por necesidad puse a mi alcoba
o la primera mujer que se guardó la noche
entre sus telas estériles, sus párpados.

Y descubrí de pronto que nadie compartía
mis costumbres: la muerte había entrado
antiguamente al patio, a la bodega,
y yo crecía sobre un osario familiar.
No sé por qué, porque sí, por pura
gana, cambió las órdenes para la cena,
el sitio de los adornos, el precio
de las plumas; odié el muro
que cercaba la viña y el camino de orina
a los establos. Y ya no pude vivir más,
no podía establecer mi edad, mi oficio,
destruir la seguridad de cada día
o levantar los párpados hacia la luz
de afuera: un hombre pasaba sin llorar
bajo la lluvia, las aldeanas
completaban su cuerpo entre la hierba,
pero debía conservar la herencia intacta,
conocer los secretos del ganado,
calcular la distancia entre mi seca
seguridad y la aventura.

Así empecé
a soñar solamente con la llave,
con la bahía donde nadie hubiera
a despedirme, con migraciones de pájaros
azules. No era la pegajosa soledad
lo que buscaba sino una familia
diseminada en la distancia, una
hora de paz bajo los árboles, una hoja
sin odio entre mis manos.

De "Notas del hijo pródigo" 1953

Surrealismo al aire libre

JORGE ENRIQUE ADOUM

El insólito encuentro de una máquina de coser
y un paraguas en un mesa de operaciones

o relojes con ojos.
De modo que pensabais
que había que inventar los increíbles.
Pero, entonces, ¿no habéis estado
en mi país, en mis países, nunca supisteis
lo que pasa en su paisaje de colores
en cólera, por ejemplo una bota
con espuela y un sombrero de cura
encima de un cadáver, de un indio
por más señas, como si no bastaran
los piojos de su historia, cuentas
de avemarías? Oh loca simetría de uniformes
en la humilde dictadura del difunto,
y es tan sabido el cada día americano
que también lo morimos de memoria,
y es tan igual a la vejez el hambre
cuando empieza por adentro a desvestirnos,
y están los dientes importantes que nos muerden
la tierra, y la Virgen con gorra y con polainas.

Eso es así, es así, es así más que qué, más
Américas en las bodegas del olvido, más
eco regresando a la puerta del grito,
buscándose la culpa como una culebra.
Qué sabíais, entonces, si no estas estampas,
si no esta atroz baraja del delito,
ni cómo inventaríais nada igual a ese
muerto que murió sin decir nada, llorándose
los gusanos que le quedaban desde
cuando le dejaron un rato sin matarle.
Pero esto no es pintura ni palabra
lograda: sucede, nada más, después
de misa, después de la independencia y otras
tonadas de larga duración. Pero la sangre,
no el llanto, tiene ahora la palabra
y ha de reír mejor al último de tanto.

De "Yo me fui con tu nombre por la tierra" 1964

Cabello de muchacha

OSCAR ACOSTA

Tu cabello es de humo dorado,
una copa con un jugo encendido,
un caracol de ondeado vidrio,
una flor de bronce tímido.

Tu pelo existe, tiembla suavemente
cuando mi mano llega a su rocío,
cuando lo beso entusiasmado,
cuando llora como los niños.

Tu cabello es un odre con frío,
una estrella dulce, un pistilo
que lucha por ser lirio.

Es una paloma convertida en durazno,
una corona que alumbra con sus cirios
y que calienta la sangre como el vino.

Carta desde Torremolinos

OSCAR ACOSTA

Un laurel es tu mano entre mi mano
y agua unitiva el río de tu brazo,
ansias somos unidas por un lazo
tenso de resistir y cotidiano.

El roce de tus labios no fue en vano
y para comprobarlo te doy plazo:
sobre mi pecho de hombre está tu trazo
y tu aliento a mi boca está cercano.

Mujer ausente y todopoderosa
no deseo olvidar tu cuerpo fino,
ni tu caricia misericordiosa.

Amo tu risa de fulgente lino
y al recordarte ahora, dolorosa
se me vuelve la sangre y agrio el vino.

El fuego

OSCAR ACOSTA

Frotó el indio la yesca,
el pedernal, el pino
con otro pino viejo,
la madera, las hojas
de roble, la corteza
de los ceibos caídos,
el cuerpo del animal
salvaje, el carbón
mineral endurecido.

El mundo cambió entonces
otro espejo movible
que no era el del agua,
alzó su brazo rojo
en la espesa maleza,
en el ámbito crudo
de miles de años
a la sombra, iluminados
solamente por el rayo
o por el centelleo
de los lúcidos ojos
de las fieras.

Tú te callaste entonces
viendo crecer la lengua
clarísima, la llama
que levanta su lanza,
su corona de espinas
y que lamió la noche
como animal salvaje.
Ante tu limpio rostro
de indígena doncella
nacía otro milagro:
el milagro del fuego.

El nombre de la patria

OSCAR ACOSTA

Mi patria es altísima.
No puedo escribir una letra sin oír
el viento que viene de su nombre.
Su forma irregular la hace más bella
porque dan deseos de formarla, de hacerla
como a un niño a quien se enseña a hablar,
a decir palabras tiernas y verdaderas,
a quien se le muestran los peligros del mundo.

Mi patria es altísima.
Por eso digo que su nombre se descompone
en millones de cosas para recordármela.
Lo he oído sonar en los caracoles incesantes.
Venía en los caballos y en los fuegos
que mis ojos han visto y admirado.
Lo traían las muchachas hermosas en la voz
y en una guitarra.

Mi patria es altísima.
No puedo imaginármela bajo el mar
o escondiéndose bajo su propia sombra.
Por eso digo que más allá del hombre,
del amor que nos dan en cucharadas,
de la presencia viva del cadáver,
está ardiendo el nombre de la patria.

El rostro

OSCAR ACOSTA

De tu rostro purísimo y resplandeciente
surge una luz silenciosa
que todo lo desnuda, descubre
paraísos y mares de ceniza,
oculta sombras con su bella campana
y vuela como un pájaro.
Olvidar tu rostro es ahogar el corazón,
tratar de ignorarlo es vivir
a ciegas, dando tumbos;
no es necesario volver a decir
que tu rostro nos promete un reino
en un universo inmóvil y destruido.

Escrito en piedra

OSCAR ACOSTA

Yo vi, joven señora,
su bello cuerpo
entre las piedras
como una orquídea.

No había fuego entonces
al servicio del hombre,
ni dúctiles metales
mostraban al asombro
del primitivo ser
sus formas.

Andábamos descalzos
como niños,
desnudos como peces
en el agua
y corríamos libres
como ágiles leopardos

Era el año dos mil
o cuatro mil
antes de Jesucristo.
Las tribus combatían
con pedernales,
con piedras
y cuchillos.

Antes de ir al combate
pinto estos signos
en la pared antigua
de una cálida cueva,
junto a otros símbolos
que mis antepasados
en ocasiones similares
escribieron.

Ignoro quién recogerá
estas frases.
Es posible que entonces
no seamos, tú y yo,
ni estética ceniza
ni barro sumergido.
Desde mi monarquía
compartida, te recuerdo.
Y si volvieras a nacer
te prometo que siempre
serías, como ahora lo eres,
mi mujer y mi reina.

II
En la mesa veo frutas,
agua en los cántaros,
peces con los ojos abiertos
en las cuerdas del patio,
el maíz calentándose en los cuartos.

El cazador soy yo,
el cazador que sale
en la noche a buscar
el alimento diario,
las hojas para el lecho,
la fibra para el manto,
la flor para tu pelo,
la piel para el zapato.

Hoy te traigo una flor
selvática, una luna caída,
un perfume barato,
yo quiero que la pongas
en tu pecho blanquísimo,
en tu seno cubierto
con cuero de venado.

Eso te traigo ahora,
compañera mía, ojo
para mi llanto.

III
Para ti las fúlgidas naranjas,
la dura carne de las ciruelas,
el azúcar mojado de la piña,
la suavísima daga del plátano,
la invicta blancura de la caña,
el agua limpia del cocotero,
el vello niño del durazno,
la división de la guanábana,
la aristocracia de la manzana
y la tristeza de la guayaba.

Para ti todo eso con la mano
que recoge en el monte la fruta,
la deja en la mesa de cedro
y la corta todas las mañanas.

Formas de amor

OSCAR ACOSTA

"Niña invicta,
te he visto ya en las onzas españolas"
Medardo Mejía

Mis manos tocan, niña mía, tu rumorosa piel,
tu dulcísima carne que tranquilos ángeles habitan,
tu cabellera suave,
tu corazón pequeño.

Oye la campana del día
apagando el luto de la noche
mira la luz que silenciosamente nos cubre,
mira el cielo:
ese jardín sobre tu pecho;
respira el aire quieto
que el ruiseñor anuncia con su lanza,
conduce tu desamor
a un lago sepultado
y háblame con tus labios excelsos.

Llegué a sentir sobre las manos
el agua efímera,
el verano derribando sus torres,
el abismo cerrando sus ventanas,
el fruto abandonado,
el mar abriéndose las venas,
el fuego hundido,
hasta que tú, niña mía,
perfecta virgen repetida,
me entregaste tu rostro.

Veo de cerca la copa
confusa de las aguas,
busco tu claro nombre entre las rosas,
tu dulzura en la esencia de los árboles,
tu vigilia en el beso,
tu olor en los duraznos,
tu luz en el rocío
y me doy cuenta sorprendido
que todo me lo traes, niña mía,
con tu mano sagrada.

La estrella

OSCAR ACOSTA

Sobre mi pecho abatido por los golpes
está tu estrella tibia, dolorosamente azul,
diríase un cielo toda ella.
No quiebra el agua su perfecta dulzura,
su sencillez es transparente y tiene
el uniforme brillo de la lluvia alta.
Déjame este lucero, este cuerpo celeste
sembrando sobre mi pecho lleno de golpes,
estás ya tan humilde que tu nombre
se puede decir con respeto y con pequeñas
letras de amor, dios mío.

Los amantes

OSCAR ACOSTA

Los amantes se tienden en el lecho
y suavemente van ocultando las palabras y los besos.
Están desnudos como niños desvalidos
y en sus sentidos se concentra el mundo.
No hay luz y sombra para sus ojos apagados
y la vida no tiene para ellos forma alguna.

La hermosa cabellera de la mujer puede ser una rosa,
el agua tibia o un surtidor enamorado.
El fuego es solamente un golpe oscuro.
Los amantes están tendidos en el lecho.

LLegar a ti, entonces, es buscar...

OSCAR ACOSTA

Llegar a ti, entonces, es buscar
la voz de un niño entre las multitud,
recoger el miedo interminable
que origina un viento nocturno,
iluminar el amor con una lámpara
de primitivo y de dulce aceite,
tocar con los dedos un pájaro de azúcar
que besa el cuello de las mujeres,
limitar la invasión de la nieve
que llega con sus armaduras de frío
y verte tranquilo y reposado
quemando el intacto silencio.